top of page

MUSEO
INDUSTRIAL
DE METEPEC

Antigua Fábrica Textil de Metepec
Centro Vacacional Atlixco - Metepec IMSS

Av De La Compañía 1, Metepec Centro, 74360 Atlixco, Puebla.

Horarios:
Sábados, Domingos, Dias festivos y periodos vacacionales:10:00 am a 2:00 pm y de 4:00 a 6:00 pm

DSC00032.jpg

CUATRO DÉCADAS HACIENDO MEMORIA HISTORIA Y PATRIMONIO

DSC09943.jpg

La fábrica de Metepec fue propiedad de la Compañía Industrial de Atlixco S. A. (CIASA), empresa fundada en 1898. Luis Barroso Arias, representante y artífice de la CIASA, se asoció con otros inversionistas como Agustín Garcin e Íñigo Noriega Lasso, para fabricar telas de algodón. Juntos diseñaron el proyecto original de la fábrica de hilados, tejidos y acabados de algodón y para tal afecto adquirieron la hacienda de San Diego Metepec, con el objetivo de construir allí su ambicioso proyecto. Además de ser económicamente muy importantes, éstos se aliaron con sobresalientes políticos y otros hombres de negocios, como Antonio Basagoiti, quien mantuvo una muy estrecha relación con el régimen del presidente Porfirio Díaz.

La fábrica de Metepec comenzó a funcionar en 1902, llegando a producir más de 60 artículos textiles diferentes que pasaban por distintos departamentos: hilados tejidos y acabados. Esta fábrica produjo telas de gran calidad gracias al agua de los manantiales de San Baltazar, de Metepec y el río Cantarranas, con cuyo líquido se obtuvo un excelente acabado. Siempre se reconoció que sus tejidos eran de una calidad similar a los que se producían en Canadá, Estados Unidos o Inglaterra. Por esta razón, la fábrica se constituyó en un importante mercado, además de un núcleo tanto para proveedores de combustible, productos químicos y refacciones, así como de algodón, nacional, estadounidense y egipcio, principalmente.

La fábrica de Metepec fue propiedad de la Compañía Industrial de Atlixco S. A. (CIASA), empresa fundada en 1898. Luis Barroso Arias, representante y artífice de la CIASA, se asoció con otros inversionistas como Agustín Garcin e Íñigo Noriega Lasso, para fabricar telas de algodón. Juntos diseñaron el proyecto original de la fábrica de hilados, tejidos y acabados de algodón y para tal afecto adquirieron la hacienda de San Diego Metepec, con el objetivo de construir allí su ambicioso proyecto. Además de ser económicamente muy importantes, éstos se aliaron con sobresalientes políticos y otros hombres de negocios, como Antonio Basagoiti, quien mantuvo una muy estrecha relación con el régimen del presidente Porfirio Díaz.

La fábrica de Metepec comenzó a funcionar en 1902, llegando a producir más de 60 artículos textiles diferentes que pasaban por distintos departamentos: hilados tejidos y acabados. Esta fábrica produjo telas de gran calidad gracias al agua de los manantiales de San Baltazar, de Metepec y el río Cantarranas, con cuyo líquido se obtuvo un excelente acabado. Siempre se reconoció que sus tejidos eran de una calidad similar a los que se producían en Canadá, Estados Unidos o Inglaterra. Por esta razón, la fábrica se constituyó en un importante mercado, además de un núcleo tanto para proveedores de combustible, productos químicos y refacciones, así como de algodón, nacional, estadounidense y egipcio, principalmente.

La fábrica de Metepec fue propiedad de la Compañía Industrial de Atlixco S. A. (CIASA), empresa fundada en 1898. Luis Barroso Arias, representante y artífice de la CIASA, se asoció con otros inversionistas como Agustín Garcin e Íñigo Noriega Lasso, para fabricar telas de algodón. Juntos diseñaron el proyecto original de la fábrica de hilados, tejidos y acabados de algodón y para tal afecto adquirieron la hacienda de San Diego Metepec, con el objetivo de construir allí su ambicioso proyecto. Además de ser económicamente muy importantes, éstos se aliaron con sobresalientes políticos y otros hombres de negocios, como Antonio Basagoiti, quien mantuvo una muy estrecha relación con el régimen del presidente Porfirio Díaz.

La fábrica de Metepec comenzó a funcionar en 1902, llegando a producir más de 60 artículos textiles diferentes que pasaban por distintos departamentos: hilados tejidos y acabados. Esta fábrica produjo telas de gran calidad gracias al agua de los manantiales de San Baltazar, de Metepec y el río Cantarranas, con cuyo líquido se obtuvo un excelente acabado. Siempre se reconoció que sus tejidos eran de una calidad similar a los que se producían en Canadá, Estados Unidos o Inglaterra. Por esta razón, la fábrica se constituyó en un importante mercado, además de un núcleo tanto para proveedores de combustible, productos químicos y refacciones, así como de algodón, nacional, estadounidense y egipcio, principalmente.

TOCA LA FOTO PARA AMPLIRAR

Además de ser una compañía perteneciente a una Sociedad Anónima, la primera en México, la CIASA tuvo su domicilio social en la capital del país. Esta sociedad se constituyó con un capital representado por veinte mil acciones de 100 pesos cada una que para 1907 ya contaba con 6 millones de capital gracias a su colocación en algunas bolsas de valores de Europa. Esta situación se vio afectada por la Revolución Mexicana ya que, por un lado, se comenzaron a experimentar conflictos con los revolucionarios y por otro lado, a modificar las condiciones laborales. De este modo, para 1912 se acordó el primer “contrato-ley” de la historia del país que estableció que ningún obrero trabajaría más de ocho máquinas cardadoras y que la jornada máxima de trabajo se reducía de catorce a diez horas.

Para 1917 se decreta la ley de ocho horas de jornada laboral, decisión que no fue del agrado de los empresarios y derivó en el fortalecimiento del movimiento obrero. Posteriormente, en 1931, en medio de la gran depresión en los Estados Unidos, iniciada dos años antes, la CIASA propuso la reducción de los salarios en un 40% y el despido de un buen número de operarios. Como respuesta, los trabajadores se fueron a la huelga y realizaron una gran manifestación de protesta, apoyados por los miembros de la Confederación Regional Obrera Mexicana (CROM) del Estado de Puebla. Finalmente se solucionó el conflicto a favor de los obreros y desde ese momento se comenzaron a instalar servicios en el caserío obrero que, en cierta medida, mejoraron las condiciones de vida de los trabajadores.


A pesar de su grandeza y hegemonía, la organización de trabajadores decayó con el curso del tiempo, hasta que en abril de 1964 la Coalición Nacional de Obreros Textiles emplazó a una huelga general debido a que los empresarios se negaban a revisar los contratos colectivos. Entonces, en julio del mismo año la CIASA decidió cerrar la fábrica de Metepec, pero el sindicato luchó para que la empresa cediera todas las instalaciones como indemnización a los obreros, momento en el cual se formó una cooperativa para continuar produciendo textiles pero sin mucho éxito provocando el cierre definitivo de la fábrica en 1967.
 

En la década de 1980 el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) adquirió la ex fábrica textil de Metepec e inició el proceso de restauración de todo el complejo industrial, primero para convertirlo en un centro de rehabilitación para trabajadores y posteriormente en el Centro Vacacional Atlixco-Metepec. El hoy Departamento de Investigaciones Históricas del Movimiento Obrero (DIHMO) de la Benemérita Universidad Autónoma de Puebla y otros colaboradores, instalaron en ese entonces una exposición con diferentes elementos (máquinas, herramientas y algunos otros objetos de la vida laboral, sindical y cotidiana) que fueron rescatados de ésta y de otras textileras cercanas. Esta exposición pasó a ser el “Museo de Metepec” y se convirtió en el punto de partida en la preservación del patrimonio industrial en el estado de Puebla y el país.

Hoy en día, el Museo Industrial de Metepec (MIM) mantiene la idea original de las tres áreas: laboral, sindical y vida cotidiana, pero con un nuevo discurso histórico hilvanado desde el presente con el apoyo de diversos recursos estéticos. El objetivo principal del MIM es que todos nuestros visitantes experimenten las atmosferas, vivan la memoria y reflexionen sobre la importancia de nuestro pasado, cuyos protagonistas son todos los hombres y las mujeres, los niños y las niñas, que construyeron toda una cultura del trabajo, que es parte fundamental de la histoira de México.

bottom of page